pensador independiente

domingo, noviembre 20, 2011

¿Quien soy?


¿QUIEN SOY?

Estar concientes y, reconocer como los habitantes de este bello planeta Tierra, hombres, mujeres y niños sufren en sus cuerpos y espíritus, siendo como sois de hecho, portadores de la luz interior.

La mente dual, es decir, el mundo de los opuestos que se originó cuando aprendimos a discriminar entre el bien y el mal, (por intervención de los dioses, según libros sagrados) en ese preciso momento el angelito y el diablito de nuestra mente, empezó a apoderarse poco a poco de nuestra identidad. Apareció así pues, la muerte, es decir la separación con la unicidad del Universo. El hombre al estar separado de su esencia original, empezó a herrar el blanco. A vivir fuera de su centro.

Quiere decir entonces que pasamos del mundo unitario al mundo dual. Este mundo es el escenario de la mente, de la energía, de la razón y de la intuición, de la luz y la oscuridad.

No debemos considerarnos ni buenos ni malos. Hemos de trascender más allá del bien y del mal, para llegar al ser.

En este aspecto, las religiones como tal, no ha cumplido a cabalidad la reunificación a la cual está, implícitamente, dentro de su función. El poder y el egoísmo iniciaron una estructura de manipulación utilizando como recurso el miedo. Así pues, nació la bestialidad y la explotación del hombre por el hombre. La política, la religión, el poder económico y mediático tomaron las riendas de la triste historia del ser humano.

Debemos, pues, recuperar al SER, este SER a que me refiero no posee adjetivos, no califica ni cuantifica porque simplemente Es lo que Es, cuando calificamos algo de bueno o de malo, entramos al juzgamiento y perdemos nuestro Ser.

Por eso al decir simplemente Yo Soy, es cuando nos abandonamos plenamente a la realidad del ser. Aquí es cuando logramos la verdadera religión, pues nos religamos con nuestra identidad verdadera.

Alguien de afuera conspira contra nuestra verdadera naturaleza. Ese alguien ha mantenido el control y es quien mueve los hilos para un lado y para el otro. Cuando despertemos del sueño de esta gran mentira, la cual llamamos realidad. Entonces recuperaremos el libre albedrío y seremos amos y señores de nosotros mismos.

Cierto es que, prácticamente lo ignoráis casi todo, sobre quienes os están manipulando sin vuestro consentimiento.