pensador independiente

jueves, octubre 11, 2012

La importancia de estar unidos e integrados con nosotros mismos y con el Cosmos.

Los artistas gozamos en este momento de nuestra historia humana una posición privilegiada, tenemos un rol muy importante y trascendental y un gran compromiso social. 
Aún mas en estos momento cruciales donde la decadencia de valores, ética y moral se manifiesta con mayor fuerza, impactando directamente el núcleo social, iniciando por la familia y en general todas las estructuras que conformamos los hombres como seres sociales.
La educación, la influencia de los medios, las distracciones tecnológicas y el bombardeo implacable que recibimos de grandes mega-capitales que invierten en pos de  desarticular el eje central y sensible de aquello que es intangible, inmaterial pero eterno porque engrandece y dignifica al ser humano, es decir las virtudes innatas nuestras.
Son pocos los que se detienen a contemplar una puesta de sol porque ya no tienen tiempo de ver al cielo, pues las cargas económicas son un peso tan fuerte que nos agobia. La presíón nos intoxica y nos debilita a tal punto que bien podríamos definir que la sociedad está entrando a una dimensión de sombies, es decir hombres y mujeres muertos en vida. Esta realidad actual es muy triste y lamentable.
Ya expusimos el problema, ahora busquemos la solución.
Solamente liberándonos de la caverna de la ignorancia, que es igual que la falta de sabiduría por causa de la distracción de los sentidos que ven, desean y captura nuestra atención sensorial. Solo retornando nuestra mirada al mundo interior de lo simple y sano, recuperando nuestra esencia del ser, podremos pasar la noche oscura de la ignorancia.
Forjando los valores y trabajando a cada instante para poder reflexionar y tomar las decisiones correctas, en el momento correcto y superando cada prueba de la vida. Así vamos trayendo luz a nuestra vida, dotándola de esperanza, amor y fe. Los seres bondadosos que se afirman en centro de gravedad, es decir el campo sereno de la tolerancia, el respeto y la fuerza propia. Son estos seres los que podrán pasar la noche larga con la luz prendida de su lámpara llena del aceite de las virtudes.